🌞 El verano es generoso en luz, en encuentros, en sabores y en experiencias. También es una estación en la que, casi sin darnos cuenta, relajamos las reglas que solemos seguir durante el resto del año: comemos más tarde, nos permitimos dulces que en invierno no tocaríamos, decimos “sí” a otra copa de vino en una terraza, a ese helado que nos llama desde el paseo marítimo o a una ración de fritura que huele a mar y a fiesta.

Y está bien. El cuerpo sabe disfrutar, adaptarse y sacar provecho de esos instantes. Pero llega un momento, normalmente hacia el final del verano, en el que sentimos una especie de “neblina” física: digestiones más lentas, piel menos luminosa, sueño irregular, energía que sube y baja como una marea impredecible. Ese es el momento de decir: “gracias, verano… y ahora volvamos al equilibrio”.

La Magia de mediados de verano, con sus hierbas frescas, notas cítricas y matices florales (según tu ficha técnica), es un acompañante ideal para este propósito. No actúa como un purgante agresivo ni como una dieta estricta; más bien es como una brisa que ventila la casa después de una fiesta, ayudando a que cada rincón recupere su frescura.


Depurar: un acto de cuidado, no de castigo

Mucha gente confunde depuración con restricción severa o con “castigo” al cuerpo por haberse permitido ciertos excesos. En realidad, la depuración consciente no busca quitar, sino facilitar:

  • Facilitar el trabajo del hígado y los riñones.

  • Facilitar la evacuación intestinal y la transpiración.

  • Facilitar que la mente se despeje al sentir un cuerpo más ligero.

La depuración consciente tiene tres pilares:

  1. Hidratación inteligente: líquidos que no solo hidraten, sino que también aporten principios activos beneficiosos.

  2. Alimentación ligera y natural: frutas, verduras, cereales integrales, legumbres bien cocinadas, sin ultraprocesados.

  3. Ritual diario: un momento fijo del día para reconectar con el cuerpo, la respiración y la intención de limpieza.

La Magia de mediados de verano puede convertirse en el núcleo de ese ritual.


Preparar el entorno para la depuración

El lugar y la actitud importan tanto como la infusión misma. Un entorno cuidado refuerza la intención depurativa.

  1. Limpieza externa como espejo de la interna: antes de preparar tu infusión, dedica cinco minutos a ordenar y limpiar la cocina o el espacio donde la harás.

  2. Luz adecuada: si es de día, abre ventanas; si es de noche, elige luz cálida, no blanca.

  3. Elemento natural presente: una rama fresca de menta, un cuenco de limones, una flor en un vaso.

  4. Ropa ligera y cómoda: sin opresión en abdomen o pecho.

  5. Silencio o sonido suave: música instrumental o simplemente el murmullo de la calle.


Elaboración de la infusión depurativa

(Parámetros según tu ficha de ingredientes):

  • Cantidad: 2–3 g de Magia de mediados de verano por 200 ml de agua.

  • Temperatura: 90–95 °C según base.

  • Tiempo de reposo: 4–5 minutos.

  • Servicio: colar, dejar templar 1–2 minutos.

Gesto consciente:
Mientras reposa, coloca las manos alrededor de la taza, cierra los ojos y respira su aroma tres veces, imaginando que cada inhalación “baja” hasta el abdomen y cada exhalación libera tensión y toxinas.


Integrando la depuración en un ritual diario

Aquí no buscamos una limpieza extrema de un día, sino crear un hábito breve que el cuerpo reconozca y potencie.

  1. Elige una hora fija: puede ser en ayunas por la mañana o a media tarde, lejos de las comidas principales.

  2. Prepara tu infusión con la técnica anterior.

  3. Añade un gesto corporal: antes del primer sorbo, inclínate hacia adelante y hacia atrás suavemente tres veces, como invitando al abdomen a activarse.

  4. Respiración depurativa: inhala por la nariz 4 segundos, exhala por la boca 8 segundos. Repite 5 veces.

  5. Bebe en sorbos lentos, dejando que el líquido repose unos segundos en la boca antes de tragar.

  6. Cierra con gratitud: piensa en un exceso del que has disfrutado este verano y agradécelo… luego imagina que lo sueltas para dejar espacio a lo nuevo.

Un día completo de depuración con Magia de mediados de verano

El ritual con esta infusión puede integrarse en un día temático de depuración para dar al cuerpo una oportunidad real de reequilibrarse después de los excesos estivales. No hace falta ayunar ni imponer reglas rígidas; el secreto está en ligereza, hidratación y consciencia.


Mañana — Despertar suave

  • Antes de levantarte: tres respiraciones profundas en la cama, expandiendo el abdomen. Esto estimula suavemente el nervio vago y prepara el sistema digestivo para el día.

  • En ayunas: una taza de Magia de mediados de verano, preparada siguiendo las proporciones exactas de la ficha.

  • Gesto extra: añadir unas gotas de zumo de limón al servir, para potenciar la depuración hepática y aportar vitamina C.

  • Desayuno ligero: fruta fresca (sandía, melón o manzana) o un puñado de frutos rojos. Evitar lácteos y azúcares refinados para no entorpecer la limpieza.


Mediodía — Alimentación consciente

  • Hidratación constante: entre las comidas, agua o infusión templada sin endulzar.

  • Comida principal: verduras al vapor o salteadas con aceite de oliva, acompañadas de arroz integral o quinoa.

  • Digestión ayudada: caminar 10 minutos después de comer, sin prisas, para estimular la motilidad intestinal.


Tarde — Momento de pausa depurativa

Este es el núcleo del ritual:

  1. Prepara una nueva taza de Magia de mediados de verano.

  2. Mientras reposa, haz un estiramiento lateral suave de cada lado, respirando profundamente.

  3. Siéntate con la taza entre las manos y repite la respiración depurativa (inhalar 4 s, exhalar 8 s, por la boca).

  4. Bebe en sorbos pequeños, imaginando que el líquido lava suavemente desde la garganta hasta el abdomen.

  5. Tras la taza, dedica 5 minutos a escribir en un cuaderno tres cosas que quieres soltar —pueden ser físicas (alimentos, hábitos) o emocionales—.


Noche — Cierre y descanso

  • Cena muy ligera: crema de calabacín con hierbas frescas o ensalada templada con hortalizas al vapor.

  • Media hora antes de dormir, una última taza templada de la infusión, sin añadidos, para hidratar y relajar.

  • Apagar pantallas y dedicar 5 minutos a respiración suave antes de acostarte.


Variaciones estacionales

Aunque este ritual nace para el final del verano, puede adaptarse:

  • Primavera: añadir hojas frescas de menta o hierbabuena para dar un extra de frescor.

  • Otoño: incorporar unas rodajas finas de manzana a la infusión para suavizar y aportar un toque de temporada.

  • Invierno: incluir una ramita de canela para calidez adicional y estimular la circulación.

  • Verano: servir frío, macerando la mezcla en agua durante 6–8 horas en nevera y añadiendo rodajas de limón.


Consejos complementarios para potenciar la depuración

  1. Evitar ultraprocesados durante el día de depuración: sin bollería, bebidas azucaradas ni fritos.

  2. Descanso: si es posible, incluir una siesta corta (20 minutos máximo) para permitir al cuerpo centrarse en sus procesos internos.

  3. Movimiento suave: yoga, estiramientos o caminar descalza sobre hierba o arena para conectar con la tierra.

  4. Atención plena al comer y beber: sin distracciones, saboreando cada bocado y sorbo.


Errores comunes en rituales de depuración

  • Beber demasiado rápido la infusión: el cuerpo necesita tiempo para asimilar.

  • Endulzar en exceso: el azúcar añadido sobrecarga el hígado y reduce el efecto depurativo.

  • Hacerlo solo un día y esperar milagros: la depuración consciente es acumulativa.

  • Forzar ayunos prolongados: pueden generar fatiga y descompensación.


El verano se despide en el borde de la taza. Entre el vapor y el aroma, reconoces la frescura de las hierbas y la luz de los cítricos. Sorbo a sorbo, el calor templado recorre tu interior como un río que arrastra suavemente hojas y restos de días intensos. No hay prisa: solo un flujo constante que limpia, nutre y abre espacio para lo que está por venir. Tu cuerpo agradece, tu mente se aquieta, y el ciclo vuelve a comenzar, más limpio y ligero.

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